miércoles, 12 de septiembre de 2007

UNA FIESTA PARA TRES


Cuando los franceses se aburren del tete-a-tete practican el menage-a-trois. A mi me enseñaron el dicho “Dos es compañía, y tres son multitud”; sin embargo me parece que los franceses saben más de estas cosas.

¿Quién nunca ha fantaseado con una fiesta para tres? Honestamente no conozco a alguien que se resista a la idea y mucho menos a la proposición. Hoy es cada vez más común y a la vez es un acto cada vez menos desprejuiciado.

La historia del sexo en grupo nos remonta a las famosas bacanales de Grecia y Roma y llega hasta nuestros tiempos, en la mayoría de casos, de forma desacralizada, como alternativa de exploración sexual que cobra cada día más adeptos.

Pero ¿realmente estamos preparados para dejarnos envolver en dos cuerpos y vivir esta excitante aventura? Lo normal es que cada quien tenga una opinión al respecto. La primera pregunta que nos hacemos es: ¿yo lo haría? Y ahí todas las respuestas son válidas. Pero frente a una pregunta más general del tipo ¿qué tiene de malo hacerlo? Habría que ser más cuidadoso.

En verdad, sinceramente, ¿qué tiene de malo el sexo grupal?, ¿Cuál es el problema de hacerlo una vez para conocer la experiencia? Y si nos gusta ¿qué tiene de malo repetirlo?

Más allá de las condiciones de juego para la aventura., cada vez son más los interesados, los que paran la oreja cuando hay alguien que está por describir una historia de una fiesta de a tres. El deseo de cumplir crece a pasos desmedidos mientras el deseo requiere de más cuerpos en la cama.

A quienes se atrevían a participar de un menage-a-trois se los solía descalificar ya que en tiempos lejanos el sexo solo se podía hacer de a dos. Tiempos muy lejanos para hoy en día donde la gente no se quiere despedir de esta vida sin haber practicado esta aventura de múltiples orgasmos.

Es como tirarse en parapente: se tienen ganas y miedo al mismo tiempo. El miedo ayuda a buscar excusas: no sé dónde lo practican, no conozco a nadie que sepa cómo es, no tengo el dinero suficiente, etc., etc.

Pero cuando las ganas son más fuertes se superan las dificultades, y terminamos practicándolo. Habrá quienes sigan en estos casos, habrán cumplido las ganas, y eso está siempre bien, porque los deseos reprimidos terminan por fermentarse y corroer el alma. Hay que enfrentar el miedo, o por lo menos, perderle el temor a hablar de estas cosas, porque ocurren, aquí, ahora, en cada ser humano.

El problema es que en la cultura de nuestro país, seamos honestos, es que encontrar una pareja que se preste al juego es algo bastante complicado de hallar. Y es que a pesar de la liberación sexual, muy pocos hombres y mujeres están verdaderamente desligados de barreras sociales y morales, para convertirse en cómplices y llevar a la realidad sexo en el que participen tres personas sin importar el género de cada una.

Es muy posible que algunas te miren como a un pervertido, otras... otras lo pensarán demasiado tiempo como para olvidar esa proposición que alguna vez alguien les hizo, tal vez incluso, ayudado por algunas copas, y eso si acaso alguna vez alguien se anima a poner el tema sobre el colchón.

En fin, bien dicen por ahí que los sueños pueden convertirse en una placentera realidad.

Salu2!!!

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