viernes, 14 de septiembre de 2007

PERROS DE RESERVA: DIRECTO A LAS GRANDES LIGAS POR LA PUERTA GRANDE

Otra vez Tarantino.

La historia de una banda de seis mafiosos que se juntan para robar una joyería, en lo cual fracasan y algunos mueren en el atraco y otros más se reúnen en un lugar convenido.

Lo interesante de esto es que nadie se conoce ni sabe sus verdaderos nombres, se distinguen por medio de colores.

La película comienza con una sencilla charla sobre cosas simples que pueden ser frívolas como canciones de Madona y la virginidad, y charlas con un sentido más social respecto a los salarios de las meseras.

De entrada estos diálogos pueden parecer vacíos o irrelevantes, pero la verdad es que son una efímera introspección al círculo de camaradas que envuelve a este grupo de delincuentes. No solo porque nos muestra su forma de ser sino que le da un toque de realidad que nos hace sentir más a los personajes. Estos diálogos hacen a los delincuentes personajes más palpables, hace que su comportamiento rompa con los estereotipos tan marcados del clásico gangster que demuestra su maldad las 24 horas del día sin descanso, y hace también que nos identifiquemos en más de una manera con los personajes.

Los diálogos palpan una vulgaridad y cinismo que ha marcado el estilo de Tarantino, haciéndonos ver que no existen villanos ni héroes en la realidad, solo seres vulnerables que pueden pasar de simples personas a asesinos y delincuentes.

Respecto al guión a diferencia de “Pulp Fiction” Tarantino hace una estructura mas coherente pero no por ello lineal. Nos maneja el tiempo presente con un refuerzo del pasado para explicar el origen de cada integrante en esta partida para robar los diamantes de una joyería.

De entrada la técnica puede no ser muy novedosa, pero el momento en que se materializa en imágenes la mentira contada por “Mr. Orange” hacia el grupo de delincuentes hace a la película sin igual. Perros de reserva es una película bien desarrollada de principio a fin, que demuestra en cuanto a su ambientación, argumentos y diálogos lo bien que se puede apegar a la realidad sin necesidad de ser un reflejo de esta.

Como los personajes que pueden parecer más salidos de una farsa que de un drama formar una historia con tantos puntos de exaltación emocional.

Un triple tiroteo al final, que deja al espectador con la boca abierta y con ganas de que la delincuencia logre burlar el contexto de la ley.

Ahora vamos a analizar los personajes de los perros de Tarantino:

Sr. Blanco
Representa el arquetipo del gangster honesto, tal y como se da en el cine negro más clásico, con honor y principios. El ser fiel a sus principios es más importante para él que el dinero o que su propia carrera. Al contrario que el frío y calculador Sr. Rosa, para él los sentimientos son más importantes que la razón, y estará dispuesto a jugarse el pellejo por una causa que él considere noble. No en vano, Tarantino le adjudica el color blanco, el de la pureza. Su sentido de la responsabilidad le lleva a comprometerse con todas las causas justas y a defender a los más desfavorecidos. El Sr. Blanco es el más moral del inmoral conjunto de ladrones que conforman la película.

Sr. Naranja
Ya en la primera secuencia, en cuanto Cabot cuenta los dólares de la propina y comprueba que falta uno, pregunta: "¿Quién no ha puesto?", y el Sr. Naranja responde instantáneamente: "El Sr. Rosa". Sin haber entrado siquiera en materia, Tarantino ya nos ha anticipado el carácter del que será el delator del grupo, el falso chivato que venderá a todo el grupo ocasionando la muerte de todos. El caso es que, paradójicamente, el supuesto representante de la ley y la justicia se pasará toda la película mintiendo y fingiendo, al contrario que el supuestamente malvado Sr. Blanco, que se comportará de forma honesta y justa durante todo el film. El personaje falso, el encarnado por el policía real en la ficción, es más significativo que el verdadero, al que no vemos más que en las conversaciones con Holdaway y con Marvin Nash, el poli torturado. El personaje que vemos es un macarra de lenguaje desenfadado y modales despreocupados. Cuando comienza, un poco medio jugando, sólo se dedica a impresionar a sus compañeros haciéndose el duro con historias de delincuentes. Cuando presencia la masacre del Sr. Rubio en la joyería sin poder mover un dedo, y cuando observa impasible, sin poder mostrar sentimientos, cómo el Sr. Blanco acaba con los dos policías del coche a disparos, empieza a mostrarse más silencioso, más consciente de la cruda realidad que se ve forzado a contemplar sin poder evitarlo. Finalmente, cuando dispara contra la mujer del coche en el que escapan, se convierte en tan culpable como los demás, pero debe seguir fingiendo para proteger su vida de dudoso futuro. Cuando finalmente, al comprobar que su traición no ha obtenido ni recompensa ni perdón, intenta redimirse confesando sus pecados al Sr. Blanco, quien, afectado sólo por su propia humillación, extermina a su compañero sin concederle perdón alguno.

Sr. Rubio
Sin duda, uno de los personajes más recordados de la película. Al contrario que los típicos malos de las películas, el Sr. Rubio es un villano estilizado y con personalidad, alguien que no da muestras de vulgaridad o sencillez. Perfectamente ataviado, rezumando una tranquilidad interior envidiable, el Sr. Rubio no aparenta en absoluto ser el psicópata desequilibrado que realmente es. Sin embargo, en su locura, mantiene una fidelidad y unos principios tan sólidos que hacen que cumpla cuatro años de condena por no delatar a Joe Cabot (de hecho, esa es la única razón por la que se le incluye en el grupo; Rubio es un asesino, un matón, y no un atracador). Lo verdaderamente inquietante del Sr. Rubio es el ver cómo un hombre puede cometer crímenes tan atroces y permanecer tan calmado.

Sr. Rosa
El Sr. Rosa es el elemento inteligente y racional del grupo, aunque eso implique dejar de lado los sentimientos personales. Su relación con el grupo es más distanciada: es el único personaje principal cuyo nombre nunca llegamos a saber (él se cuida mucho de no revelarlo). Es consciente de que no conoce de nada al resto de sus compañeros y de que nada sacrificará por ayudar a ninguno de ellos. Es un profesional que se toma su trabajo muy en serio, aunque en su egolatría, le importa únicamente salvar su culo. Es el primero en darse cuenta de que hay un soplón en el grupo, y es lo suficientemente frío y calculador para olvidar sus sentimientos y lazos de amistad y no fiarse ni de su sombra. Es el primero en darse cuenta que el Sr. Rubio no es el traidor “porque es demasiado asesino para estar en la policía”. Desde la primera secuencia, en la que se niega a dejar propina, se muestra como alguien egoísta y autoindulgente, que justifica sus acciones sin jugarse el culo por nadie. Al contrario que el Sr. Blanco, no se compromete con causas justas ni se apiada de los desfavorecidos Quedan también patentes el nerviosismo y la paranoia que se apoderarán de él en el almacén, al declarar que se bebe seis tazas de café en el desayuno. Desde el principio aparece también como el cobarde del grupo, el primero que duda en acudir al almacén, el que oculta los diamantes "en un lugar seguro", el que huye con el botín, el que nunca se mete en peleas de honor. Absurdamente, incluso al golpear al policía secuestrado se hace daño en la mano. No en vano Tarantino, al organizar el reparto de los colores, le adjudica el rosa. Da la casualidad de que el Sr. Rosa no es el traidor, pero podría haberlo sido perfectamente. Es el más rastrero de los personajes, el primero que estaría dispuesto a traicionar al grupo para su propio beneficio. Todos los demás se juegan el pellejo por alguien en algún momento: el Sr. Blanco llega hasta extremos exagerados por defender al moribundo Sr. Naranja; el Sr. Rubio cumple cuatro años de condena por lealtad a la familia Cabot; incluso el Sr. Naranja, la rata, confiesa finalmente al Sr. Blanco su condición de policía sabiendo que se está jugando la vida; sólo el Sr. Rosa actua en todo momento de forma ruin, si bien su cobardía limita en ocasiones sus acciones, dejándolas en mera palabrería. El propio Tarantino decía que "en todo lo que él dice tiene razón al 100%, sólo que a su valentía le falta la intensidad de sus convicciones".

Eddie
Coordinador de malos rollos donde los haya, Eddie pertenece a una familia del hampa en la que el honor y los lazos de sangre lo son todo, y está dispuesto a defender a ultranza a sus amigos y familiares. Con el auto viejo, el pecho al aire, la cadena de oro y el móvil, más bien parece un vendedor de mercancias robadas. Es otro hombre de gatillo fácil, casi infantil en su concepción de la violencia. Demuestra una falta de cultura e inteligencia característica. Dispara contra el policía torturado sin el menor remordimiento, y es especialmente distinguible por sus habilidades para la vida social del inframundo, y por su ironía lingüística.

Joe Cabot
El auténtico jefe del grupo. Despiadado, orgulloso y hombre de confianza, transmite ese conocimiento que la experiencia otorga a los ladrones de mayor edad. Desde la secuencia inicial, vemos como se le respeta por su rango y por lo que es. Tan sólo Rubio y Blanco se dirigen abiertamente a él, ya que son sus hombres de confianza. El Sr. Blanco incluso se toma la libertad de arrebatarle la agenda y no devolvérsela hasta que prometa callarse. Es frío y calculador cuando el trabajo lo requiere, y tiene un increíble instinto para la personalidad de la gente con la que trabaja. Es exactamente como debe ser un buen líder de la mafia.

Sr. Marrón
No aparece mucho en escena, pero cuando aparece, lo poco que demuestra son unos modales soeces y desconsiderados. Individuo centrado en un único monólogo, en el que se propone la delirante idea de que "Like a Virgin" trate sobre una chica follada por un semental como si fuera una virgen, el Sr. Marrón es el conductor del grupo, y muere al escapar del atraco. Tiene también ocasión de protestar contra el color que se le adjudica: "Pero... ¡Señor Marrón suena a Señor Mierda!". Definitivamente, el Sr. Marrón no es precisamente un gentleman.

Sr. Azul
Anecdótico personaje al que da vida el delincuente real Eddie Bunker. Apenas sale en la película. Su única razón de ser es la aparición en pantalla de Bunker (cuyos libros han influido enormemente en la planificación argumental de Tarantino). Presenta una imagen amenazadora vestido de gangster, y aporta un poco de chispa al guión revelándose como el fan de Madonna más viejo de Norteamérica. Muere bajo las balas de la policía al escapar de la joyería junto con el Sr. Rubio.

La historia es tan creíble y rompe clichés sorprendiendo con la actitud de que el grupo de delincuentes son mas leales y seguros que el mismo policía.

Salu2!!!

1 comentario:

Unknown dijo...

Es increíble cuantas interpretaciones se puede hacer de una cinta como ésta, fue un placer leer tu post. En lo personal diré, que Reserva de perros ha sido de mis favoritas, es un film que catapultó a la fama al reconocido director, ya que la crítica especializada lo aplaudió y hasta sus días es considerado como una película de culto, sin embargo en taquilla no le fue del todo bien. Dos elementos que yo destaco muchísimo es la participación de Steve Buscemi y por supuesto lo diálogos banales, en los que los personajes masculinos se ven enfrascados.