viernes, 14 de septiembre de 2007

KILL BILL O EL TEMPLE DE LA VENGANZA

Dentro de algunos años cuando se haga historia sobre el cine de los directores de esta época, seguramente Quentin Tarantino figurará cómodamente al lado de otros artistas que han cambiado el lenguaje cotidiano con sus películas: Martin Scorsese, Pedro Almodóvar, Arturo Ripstein, Dennys Arcand, Fernando Meirelles, Bernardo Bertolucci entre otros.

El humor negro, la irreverencia, la agresividad, el cinismo, la falsa inocencia, el conocimiento absoluto de todas las posibilidades estéticas y físicas del cine se sienten en cada una de sus películas que son un homenaje a todas las películas
de su vida.

Es más fácil hacer la lista de las películas que no influyen en el cine de Tarantino que las que sí lo hacen. La saga de Kill Bill es evidente esa antropofagia cinematográfica de un realizador que ha logrado contar sus historias, inspirándose en todas las películas vistas en su breve vida.

Las buenas y las malas, sobre todo esas películas baratas de los años setenta que, hasta ahora, nadie recordaba, mezcla de vaqueros italianos, artes marciales de Hong Kong, samurais japoneses, policíacas y comedias clase B.

La historia de la Novia es la historia de una asesina que busca expiar sus pecados tratando de vivir en una normalidad que le será negada. Todas las deudas de sangre que contrajera como Mamba Negra en el pasado se le cobrarán en balas el día del ensayo de su boda, alejando para siempre el sueño de una vida diferente.


Tarantino, hijo de una jovencísima madre soltera, ha referido varias veces su admiración por el feroz instinto femenino de supervivencia en las condiciones más adversas. Un instinto muy presente en todas las mujeres de Bill, empezando por el nombre de serpiente que ostenta cada una. Sólo un reptil podría tener la paciencia y el veneno necesarios para perpetrar una venganza del calibre de la que la Novia acaricia.

Sin embargo, uno de los puntos más interesantes de la película consiste en mostrar que a pesar de que la venganza es el motor de la película, la naturaleza de esa venganza es una pasión mal resuelta entre el gurú Bill y la brillante discípula que es Black Mamba.

A lo largo del film, numerosos flashbacks, nos cuentan la historia de una admiración y respeto mutuos entre dos personas de la misma naturaleza que encarnan, no obstante, dos maneras distintas de afrontar la vida: mientras que Bill no sólo acepta su naturaleza de asesino sino que la considera configuradora de su identidad, ella se resiste a ser sólo una asesina y se rebela contra ese determinismo en cuanto se entera de que está embarazada.

El bebé no sólo es su oportunidad de rebelarse contra el entrenamiento de toda una vida; es además el símbolo de lo que la une como mujer al hombre al que ama, más allá de la vida que haya llevado.

Finalmente, la técnica del corazón explosivo con la que BB cumple su objetivo arrebatandole la vida a Bill, no es sino una metáfora de un corazón que explota en la vorágine de los sentimientos encontrados de amor-odio, con los cuales Bill corresponde a los propios sentimientos de la Novia.

El resultado final es un válido producto constituyente de la cultura pop que Tarantino tanto ha adorado y homenajeado a lo largo de toda su carrera con una pasión y un talento difícil de superar.

El resultado es una obra maestra que sabe a tequila y a sangre.

A la salud de la Mamba Negra.

Salu2!!!








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